¿Enfermedad o Salud Navideña?


Todos sabemos que ciertas actitudes que tomamos en nuestra vida nos “enferman”. Incluso hemos utilizado esta expresión popular para indicar que algo “nos pone malos”. Sin embargo, no es tan fácil darse cuenta de que estas simples palabras encierran mucho más sentido del que imaginamos. 

Para estos próximos días en los que las Navidades se acercan, podemos hacer un sencillo ejercicio sobre nuestro cuerpo. Muchas personas se reúnen, en contra de sus apetencias, con personas con las que no pasarían ni un minuto si no fuese porque es Navidad, y porque “toca” juntarse con la familia. Todos sabemos que en estos días se incrementa mucho el número de “atracones”, indigestiones, y otro tipo de malestares.  Siempre entendemos que la causa es el exceso de comida, o la ingesta de alimentos a los que no estamos acostumbrados; sin embargo, nunca tomamos en cuenta el factor emocional. Cuando nos reunimos con personas con las que no queremos estar, escuchamos palabras que no nos gusta oír, vemos actitudes que no nos gusta ver... la comida suele ser bastante indigesta, aunque comamos lo justo y comamos alimentos habituales en buen estado. 

Esta incoherencia emocional social en la que incurrimos cada año “porque es así”, sin siquiera tomar una decisión al respecto, “nos pone malos”. 

Estemos atentos estos días, no solo a lo que comemos, a los excesos y a los alimentos “exóticos”; sino también, y mucho más importante, a las decisiones que tomamos sin estar de acuerdo, y a las cosas que hacemos y no queremos hacer, a cómo nos afectan las discusiones en la mesa, las miradas de reojo, los juicios y los desaires. Los efectos en el cuerpo son muy evidentes. Escuchémoslo, pues será una interesantísima puerta abierta a descubrir la gran sabiduría que encierra la naturaleza en nuestro propio interior. 

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