El Koan del Universo

Mi punto de partida es una frase de Einstein que Laura cita más abajo, en este mismo blog: “me gusta pensar que la luna está ahí, aunque yo no la esté mirando”. Einstein dijo esto en referencia a los postulados de la física cuántica, los cuales dicen que la realidad objetiva no existe, que depende del observador. Un tema que venimos tratando en este blog. 

Si el mismo Einstein, en su momento, mostró su desconformidad con el enigma cuántico, ¿qué queda para nosotros que de física entendemos muy poco, aunque hayan pasado ya algunos años? ¿tendríamos que estudiar todo lo que sabía aquel genio, o  aún más, para poder penetrar en estos misterios cuánticos? ¿O bien, sin ignorar la física cuántica, tendríamos que trabajar desde otra área de la consciencia para comprender aunque sea el destello de la realidad cuántica?


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Que la luna exista porque yo la miro, me resulta incomprensible, tanto quizás como un hombre de las cavernas quedaría perplejo ante una visión de la actual tecnología. ¿La realidad exista como tal porque yo la estoy percibiendo? Y además, considerando que yo veo lo que quiero ver, (según comprendemos desde la biodescodificación), entonces, la realidad es como un antojo de mi mente? 

¿Cómo puede ser que y yo veamos lo mismo? ¿Existen acaso infinitas lunas, o infinitas realidades creadas por cada uno de nosotros? ¿Cómo pueden convivir y conjugarse todo esto al mismo tiempo? 

Si yo soy una especie de dios que crea la realidad, y también, quién a creado a quién? O bien, aceptemos que yo te creo a ti, me creas a mi... 

La visión cuántica es múltiple y encierra la posibilidad real de que muchos universos convivan al mismo tiempo. 

Puede que la realidad nos parezca una, simplemente, porque nuestras mentes convienen en muchos puntos. Estamos descubriendo que la mente inconsciente encierra programaciones comunes a muchos individuos, o bien, a todos. Esto puede dejar ver el por qué de tantas convenciones. 


Aunque la luz al final del túnel respecto a este tema aún no es más que un punto brillante en el infinito, hay muchas otras cuestiones que me gustaría plantea antes: ¿somos creadores de la realidad? ¿En qué medida podemos manejar esta posibilidad? ¿Si existe todo un universo con millones de galaxias y constelaciones, estoy percibiendo su existencia desde mi pequeño cerebro?


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Voy a improvisar una coda abierta, contando un experimento que de tanto en tanto me gusta hacer. Consiste en generar en mi mente una creencia que antes me parezca inverosímil. La cuestión es que al tiempo de repetir la idea en me mente,..., empiezo a ver la idea en mi vida externa. 

Y ahora, un pensamiento final que insinúa un camino hacia este misterio: el enigma cuántico es como un Koan Zen (Wikipedia), el gran Koan que nos plantea el universo.



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