La Realidad la crea el Observador

La realidad la crea el observador. Vamos a hablar de este postulado de la manera más sencilla que podamos, aunque conscientes que estamos entrando en la arena de los misterios.

Partamos de la base que sólo podemos observar una mínima parte de la realidad, entonces, aquella idea puede parecernos tan lejana como un ideal. Sin embargo, cuando empezamos a cambiar los pensamientos, a observar dentro y fuera de nosotros, empiezan a surgir manifestaciones de nuestro paradigma de hoy.

Empiezan entonces a surgir fenómenos como el de la sincronía. Es decir, cuando estamos pensando en algo o alguien y ese algo o alguien cobra vida en la realidad. A medida que vamos abriendo las puertas del inconsciente, este tipo de experiencias parecen ser más comunes, (aunque no menos llamativas).

Podríamos atrevernos a afirmar, sin temor a equivocación que, no vemos que estamos creando la realidad, simplemente, porque la mayor parte de nuestro consciente está a las sombras de la atención.

Nuestra mente funciona en su mayor porcentaje en forma inconsciente. Actuamos desde creencias mecánicas que manejan nuestra expansión vital. Creencias que están en el inconsciente colectivo, que cumplen funciones importantes, pero que resultan limitantes.

Gran parte de nuestro sufrimiento, (por no decir todo), proviene de esta limitación de la consciencia. Esa frontera es creada por el ego, para poder sentir un falso poder, ya que podemos manejar algo conocido, y esconder la cabeza a lo que desconocemos. La ecuación sería óptima, si no fuera porque no funciona. El sufrimiento está presente en todos los actos de nuestra vida, en forma de esfuerzo, preocupación, tensión, desvalorización, en síntesis, en forma de enfermedad.

La realidad la crea el observador. Si nuestra consciencia estuviera al 100%, todo esto no sería un misterio. Sin embargo, se calcula que en el actual estado de evolución contamos con un 2% de nuestra capacidad de consciencia despierta.

Tomar consciencia de golpe no parece ser un hecho natural, vamos despertando poco a poco. Esto ya nos vale para ir descubriendo verdades universales, como la de hoy, que antes no podíamos ni siquiera avizorar. Ya nos vale por ejemplo, para cambiar paradigmas y creencias, para mantener una salud más entera, para comunicarnos mejor, para sentir la creatividad, para proyectar nuestra energía vital en forma más óptima.

Es decir, lo que hace falta es una dirección hacia la apertura de la consciencia, y mucha paciencia, porque aún estamos en los albores de este viaje de la consciencia.

La realidad la crea el observador. Observa a tu alrededor, manteniendo la atención sobre tus pensamientos. Empieza por lo que te resulte más cercano, o mejor aún, prueba con lo que quieras y no te preocupes si no puedes ver aquella relación entre tu interior y tu exterior. En algún momento empezarás a tener percepciones de esta relación. Como dije: primero quizás sincronías, hechos que parecen grandes casualidades. Más tarde tal vez, otras formas de comunicación con el otro, intuiciones, etc. Hechos que ahora resultan invisibles para nuestro actual estado de despertar.

La realidad la crea el observador. Esto es lo que dice la física cuántica y deja perplejos a los físicos y estudiosos del tema.

La observación del pensamiento y de todo tu ser, es un ejercicio maravilloso y puede dar nuevos sentidos a nuestra existencia. Puede de hecho llevar toda la vida el poder mantener una observación constante, o no lograrlo en una vida. Sin embargo, es un camino tan íntimo como recomendable.

Para concluir esta nota, vamos a decir que, cuando el observador crea consciencia, es decir que hace su observación de manera más y más consciente, entonces, naturalmente puede ir despertando a nuestro paradigma. Qué así sea.


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