Desidentificarse de “lo que da mucho gustico”: Saliendo de la dualidad

Los programas viven en la dualidad, y eso es algo que hemos de comprender bien cuando hablamos de los observadores, puesto que son también producto de esta dualidad, de modo que cuando hablamos de “1” observador, parece interesante tener en cuenta que vienen en grupo, es decir, que solemos detectar con frecuencia los observadores “que dan incomodidad”, pero a veces nos olvidamos de los observadores “que dan mucho gustico”.

Por ejemplo, con el tema del dinero tenemos “el deseo” de ser ricos, y en el mismo grupo la otra cara: “la escasez, el miedo a ser pobres...” El uno no vive sin el otro, están en la misma cuerda de frecuencia. Como queremos “ser ricos”, inevitablemente vamos a llevar detrás el miedo a la pobreza. Son inseparables en su dualidad. De hecho, el sufrimiento se produce porque únicamente aceptamos una cara de la moneda, la que da gustico, y la otra la rechazamos. Pero para salir de la dualidad es necesario aceptar ambas. 


Si nos detenemos a trabajar en el observador del gustico, si vamos a la energía de la que proviene, a su origen, veremos que procede también de la misma distorsión, de esa raíz que, observándola, se quema, y con ella la identificación que tenemos.

De esta forma, cuando estamos saliendo del programa “riqueza-pobreza”, por ejemplo, si hemos estado en el “modo pobreza”, trabajando la escasez, puede ser que antes de que el programa se vaya definitivamente, nos ponga una trampita de riqueza. Por ejemplo, nos presente una oportunidad en apariencia “perfecta”, a los ojos del programa, con riqueza incluida. Y claro, esto “da mucho gustico” al programa. Sin embargo, si observamos nuestra resonancia con lo que se nos presenta delante, muy probablemente veremos que no es algo que esté acorde con ella. Por eso es tan esencial tener la autorreferencia bien presente, y primar la resonancia.

Otra trampa bien sutil, es que cuando empezamos a alinearnos con el origen, se nos pueden presentar, y de hecho lo harán, situaciones más que agradables; sin embargo, nuevamente parece sumamente necesario no fabricar expectativas o, si éstas se fabrican, detectarlas, porque nuevamente nos estarían sacando de la alineación original. El origen te va a dar cosas de mucho gustico, y está bárbaro disfrutarlas, pero teniendo ojo con las expectativas que puedan generar.

Si éstas se producen, se detectan, se observan, y así se va deshaciendo la identificación con ese “deseo”.

Esto no significa que no se disfrute, sino que no se convierta en un deseo. El disfrute es completamente natural, es muy agradable, pero la trampa es hacer de nuevo un deseo con ello y enredarse nuevamente en la rueda del programa.

Finalmente, y esto es una intución personal, si hemos dicho SI al Ser, todo esto no serán más que pruebas de anclaje, y finalmente iremos haciendo el movimiento del pendulo cada más estrecho, por lo que me parece lo más asertivo no preocuparse, aunque sí estar atentos para no hacer el camino más largo hacia lo que no tiene ningún camino por recorrer.

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